Siempre que veo Anatomia de Grey, presto especial atención al comienzo en que Grey nos habla de una manera filosófica de los avatares de la vida, las dificultades con las que se encuentra el ser humano. De este pequeño discursito girará más o menos el capítulo. He intentado realizar uno, al estilo de la serie, este trata sobre la responsabilidad de conseguir las cosas que queremos.
Aunque las espinas me pinchen, quiero coger la rosa.
Quien pretenda arrancar la rosa no debe preocuparse de los pinchazos.
Ante los avatares de la vida es conveniente echar mano de los recursos que siempre tenemos: esfuerzo, tenacidad y firmeza. Eso es, cuando alguien quiere algo, una persona es capaz de volverse sobre si mismo y convertirse en su mejor amigo, su mejor aliado para alcanzar esa rosa que las espinas (las dificultades) no dejan alcanzar.
Sabes que merecen la pena los sacrificios, en la vida cualquier cosa que merezca la pena por su valor, por su belleza, por lo que te reportará, conlleva pinchazos, un precio que hay que pagar. Merece la pena sufir esos pinchazos cuando la vida misma es esa rosa preciosa que nos inunda de belleza y esencia…
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